Yo, soy una octogenaria,
con las ideas muy claras,
presiento que la muerte,
me acecha,
y, la suerte la tengo echada.
Pero no quiero que me
encuentre acostada en la cama,
ni en el sofá tumbada,
quiero mirarle a la frente,
y, verle su cara.
Y, decirle
vamos, que estoy preparada,
tengo la conciencia tranquila,
y, el alma limpia
como el agua clara.
Solo te pido una cosa,
despedirme, de mi almohada,
que es la única, que en tendió
mis glorias soñadas.
Yo, soy una octogenaria
con las ideas muy claras.
María del Carmen Pallas Seijo