Yo, soy una octogenaria,
con las ideas muy claras,
presiento que la muerte,
me acecha,
y, la suerte la tengo echada.
Pero no quiero que me
encuentre acostada en la cama,
ni en el sofá tumbada,
quiero mirarle a la frente,
y, verle su cara.
Y, decirle
vamos, que estoy preparada,
tengo la conciencia tranquila,
y, el alma limpia
como el agua clara.
Solo te pido una cosa,
despedirme, de mi almohada,
qu...